Creada para capturar la eterna danza entre la tierra y el cosmos, esta exquisita vasija de porcelana encarna la elegancia atemporal mediante una armoniosa fusión de artesanía tradicional y narrativa celestial. Con 28 cm de altura, su sinuosa silueta imita las curvas orgánicas de los paisajes iluminados por la luna, mientras que su superficie de marfil mate sirve de lienzo para las intrincadas fases lunares pintadas a mano y esmaltadas con platino.

La joya de la corona emerge en la abertura en forma de medialuna del cuello, donde una lámina de oro de 24 quilates orbita el borde como polvo de estrellas atrapado en el abrazo de la gravedad. Maestros artesanos emplearon la antigua técnica del esgrafiado para grabar constelaciones en el vientre, donde cada cúmulo estelar refleja con precisión los patrones astronómicos del cielo del solsticio de invierno. La doble cocción a 1380 °C crea un fascinante juego de texturas: suave como la selenita pulida, donde la luz refleja los detalles dorados, delicadamente pulida como el regolito lunar en surcos sombreados.